No fue a tí



No te lloré a tí...


Le lloré a nuestros besos, a nuestros abrazos, a las risas que habíamos compartido, a los sueños que me regalaste y a las ilusiones que te presté. Le lloré a las más de ocho mil deliciosas maneras en las que nos hacíamos el amor y a la forma como nos hacíamos sentir al hacerlo, a los 735 modos de mirarme que tenías, le lloré a las 977 sonrisas que tenía sólo para tí, a las caricias que perfeccioné para que fueran de tu gusto, a unas manos que me acariciaban con una pericia mortal, a todos los litros de sudor que gasté contigo, a los pedazos de voz que se me escaparon con tu compañía. Le lloré a todos los consejos acertados que me diste, a todas las ocasiones en las que nos salvamos de nosotros mismos y a todas las veces que sentimos calambres antes de vernos debido a los nervios, le lloré a todas las ocasiones en las que te maldije para después cubrirte de besos y caricias. Le lloré a nuestra capacidad para deteriorar los dolores del otro y a todas las veces que contemplamos la luna tomados de la mano. Le lloré al amor que nos unió y a las tonterías que ahora nos separan, a la manera en que nos entendíamos en silencio y a nuestra forma de jugar con las palabras. Le lloré a tu ironía, a mi orgullo,a nuestra desidia y a nuestro sarcasmo. Le lloré a la distancia que nos separa y a la certeza de que no es ni la primera ni la última vez que te pierdo por momentos. Le lloré a nuestros recuerdos y a nuestras futuras soledades, pero nunca te lloré a tí.




Tú y yo


Tú y yo tenemos una relación rara. En éste mundo en el que muchos han convertido al amor en una obligación a nosotros nos gusta hacerlo nada más porque sí, nos fascina despertar mientras lo volvemos a hacer sólo por divertirnos y practicamos juegos de preámbulos aunque no nos lleven a ninguna parte.


Aún así, tenemos un gran defecto; nos hacen falta recato y precaución. No mostramos pudor alguno en vestir al otro con besos en mitad de un paseo entre árboles, tampoco mostramos el mínimo decoro al cubrir con caricias el expuesto espíritu del otro en un elevador que conduzca al paraíso con hamacas, mucho menos tenemos la precaución de desnudar los sentimientos cuando estamos solos. Por el contrario, gozamos haciendo a los demás saber que nos amamos; en verdad disfrutamos preguntándole a las personas frente a nosotros si se nota la grandeza del sentimiento que nos une... a tí y a mí nos hace falta precaución para que la policía no nos diga que al resto del vecindario le molesta decir amarse para darse cuenta, al vernos, que no saben nada del amor, que no lo conocen ni lo pueden hacer como tú me lo haces a mí ni como yo te lo hago a tí.


Y llegamos de nuevo a aquél lugar que estaba hecho a la medida de nuestro amor, justo del ancho de nuestras ilusiones, con la altura de nuestros deseos y con la profundidad de nuestro entendimiento, el mismo lugar en el que tú y yo planeamos nuestra compañía y olvidamos compañías pasadas, aquél lugar en el que nos amamos todos los días para envidia de los que dicen amarse...

No fue cosa fácil llegar, antes tuvimos que luchar contra recuerdos dolorosos, palabras engañosas y sentimientos encontrados, pero al final encontramos el camino. Durante nuestro recorrido encontré a aquél que alguna vez me dejó ver todo lo necesario para abandonarte, a aquel que me mandó directo hacia la comprensión de un antiguo engaño y ante su sorpresa sólo atiné a hablarle de mi devoción hacia tí, de lo fanática que soy de tus miradas, de tus palabras, de tus pensamientos, el gusto que le tengo a tus debilidades y a tus fortalezas, la capacidad que tienes para dominar al olvido y prohibirle pasar cerca de nuestras eternidades, también le hablé de tus ojos, de esos ojos transparentes de alma clara, de tu capacidad para reconocer mis dudas a ciegas y a distancia, de la manera tan perfecta en la que navegas en mi mente y de aquella capacidad que tenemos, cuando estamos juntos, de carbonizar las penas del otro... y tu padre no pudo hacer más que sonreír y decir "Ya te había dicho que siempre serás de la familia".

No sabía dónde había dejado el alma hasta que tú la encontraste y me la devolviste, por cierto ¿dónde estaba? Recuerdo que te abracé y nos contábamos de antiguas crísis, de una pasada frigidez y una olvidada impotencia a las cuales olvidamos recordar, siquiera por cortesía, mientras nos volvíamos a abrazar. Pero sigues sin decirme ¿dónde encontraste mi alma?



No quería recordar cuánto te extrañaba, y ahora no lo puedo recordar, porque tu abrazo quedó fundido en mi alma...

Me devolviste la vida, y no exagero, no exagero porque mi vida dejó de ser mi vida cuando se dió cuenta de todos esos besos que no te podría dar, todas las caricias con las que ya no te podría vestir y las promesas con las que ya no te podría hacer vibrar, porque una tarde gris y descorazonada me decidí a decirle adios a tus memorias, pero llegaste y las encontré en el fondo de mi alma, ese lugar donde se hospeda la esperanza, porque la muy testaruda no se quiso ir en caso de que regresaras.

Espero, amor mío, ahora sí mío y ahora sí amor, que nunca la lluvia más ligera se atreva a empañar el cielo despejado de tu vida, porque durante el tiempo que estuvimos los dos dormidos, dormidos y abrazados hechos un solo sentimiento, me dediqué a tejerte sueños dedicados, pues al verte a mi lado noté que recién te habías puesto la vida más bonita que te había visto en mucho tiempo y ahora sí era momento de compartirla y yo... yo aquí estaré toda la vida, manteniendo para ti, siempre, una cantimplora llena de ilusiones y un refrectario repleto de sueños para que nunca te veas en la penosa necesidad de abrir tus maletas y encontrar desesperanzas, para que nunca sientas que la ausencia de tus deseos te arranca el corazón...

De vuelta

Voy a limpiarme las ilusiones,
a enjuagarme el alma
a enjabonar con suspiros mis lágrimas
y a tallar la mugre que tengo
atrás del corazón.

Las gerberas de mi ventana
están listas para florecer,
ayer hablé con el ruiseñor
y muere por cantarte por la mañana.

El sol no se pudo quedar atrás,
antier me comunicó que quiere acariciar tu rostro
cuando estés por despertar,
y apenas recibí un correo de la luna,
ella dice que brillante estará

Hay recuerdos por desinfectar,
reencores qué barrer
y sonrisas por desenvolver.

Debo confeccionar
un ajuar con risas y miradas,
un collar de caricias
y hacerte algun traje de besos.

Y es que, pronto estarás de vuelta
y después de tantos meses
por fín volveré a tenerte...

¡cuánta fiesta!


Yo

Soy emocionalmente inestable.






con todos menos contigo...




Mi alma

Mi alma es roja.

Hoy está azul.

Quisiera encontrar algún vestido verde

para envonlverla de esperanzas

y hacerla comprender

que para siempre me tendrá.