Me ha ido bien a ratos, como a todos y como en todo, tengo el blog bien olvidado pero no logro escribir. No es que no me susurre la musa inspiradora es que me está gritando enardecidamente y no logro entenderla del todo.
Estoy en una etapa estable, yo siempre pensé que la estabilidad no era lo mío, no sé, uno se va acomodando en su lechito y luego la vida le va sucediendo. Al menos eso creía pero no es así, llevo un año con MR!, conservo y adoro a casi todos mis amigos, tengo un trabajo agradable aunque me paguen una baba, las cosas en casa marchan bien y en enero regreso al ITAM. Fuera de mis intermitentes e interminables crisis no tengo gran problema. De pronto me cae el veinte de que ya tengo 21 años y que mis desmadritos ya no están tan bien vistos por todo mundo, pero tampoco es como que todo eso me quite el sueño. En otras ocasiones me doy cuenta de que a mis 21 años empiezo (apenas o ya, como lo quieran ver) a dirigir mi vida y eso a final de cuentas me agrada mucho.
Mi mamá ya se resignó a que voy a seguir saliendo con MR! le parezca o no, que independientemente de qué diga o qué haga no voy a cambiar mis decisiones y eso no sé si la asusta o sólo le molesta. De cualquier manera, no importa qué suceda, lo que importa es que ya respeta mis decisiones y le está cayendo el veinte de que no son dos mujeres con una niña sino que ya somos tres mujeres en esa casa.
Me agradan los cambios que estoy sintiendo en mi vida...