A un año
Hace exactamente un año tuve una implosión terrible pues sentía que estaba pasando por momentos terribles. Tuve veinte mil problemas y decidí que lo mejor era alejarme de todo eso. Sé que el día de las madres del año pasado fue uno de los peores que mi mamá ha tenido. Terminé relaciones que consideraba autodestructivas y que ahora sé que sólo manejé mal, y que también sé que extraño terriblemente, me hice un cambio de look que aún conservo, volví a la perforación en la lengua, dejé la escuela, salí de un proyecto importante al que me gustaría seguir perteneciendo, hice sufrir mucho a mi familia y amigos y finalmente corrí a mi terapeuta. Tomé algunas de las decisiones más difíciles que he tomado en mi vida y resultaron un tanto acertadas, o tal vez hubiera sido mejor hacer las cosas diferentes pero me resultaron.
MR! me ha dicho que admira toda la fuerza que mostré en ese tiempo, que admira todas las decisiones que tomé y que admira también los resultados que obtuve. No sé, yo creo que no me quedaba de otra, llega un punto en el que todo está tan enredado que ya no tomas decisiones sino que las decisiones te empiezan a tomar a ti y en ese proceso los distintos resultados te van llevando a otros tantos. No sé, es como si de repente me hubiera dado cuenta de que era todo lo que nunca quise ser y no me gustara ni poquito, entonces empecé a destruir todo.
No quiero caer en el cliché barato e que no me arrepiento de nada de lo que hice. Como todos, me arrepiento, a ratos, de muchas cosas, pero en otros ratos creo que fue lo mejor aunque no me guste. Hoy, igual que hace un año, me doy cuenta de que no soy lo que quería ser, no soy la mujer que siempre dije que sería y sin embargo me estoy acomodando a eso porque resulta que todo lo que quería no era todo lo que quiero ahorita.
Un año después sigo teniendo miedos que me paralizan a veces, sigo teniendo días terribles y hay cosas de mi vida que no me gustan, pero estoy muy segura de que eso les pasa a todos y no me queda más que apechugar. Un año después sigo teniendo ganas, a ratos, de que todo se termine o al menos de abandonar todo y salir huyendo a la primera oportunidad, pero a diferencia de hace un año ya no lo hago tan frecuentemente.
Me conseguí un terapeuta que resultó chingón, volví a la escuela, tengo un trabajo, cambié muchos de mis hábitos y les estoy haciendo la vida un poco menos pesada a mi familia y amigos.
Es complicado luchar contra todo lo que eres para convertirte en todo lo que quieres ser pero creo que lo estoy logrando. Y lo más importante es que ahora sé que si bien sigo sin conocer mis límites (no los positivos, por supuesto), tengo una idea más clara de mis potencialidades (las malas, por supuesto). Y creo que en el recuento eso pesa un poco más.