Dejémosle




Los venenos mortíferos de la desilusión y el desengaño ya no tienen efecto sobre mí.


Le he dejado mis ojos mojados de adioses y mi corazón inundado de dudas a otros...




Dejémosle a los no enamorados el autocontrol y el recato... ellos nunca entenderán cómo es que nosotros vivimos, no tenemos necesidad de explicárselos. Dejémosle el dolor, la carencia de ilusiones, los engaños y los adioses a aquellos que no se aman como nosotros nos amamos.