De vez en vez
En ocasiones te grito sin siquiera hablar, dejo que mis labios caigan sobre tu piel y te regalen su verdad, luego te miro sin abrir los ojos, dejando que mis manos te recorran entregándote sus sueños, pruebo con la punta de mi lengua la punta de tu nariz y dejo que ella, tan linda y rara, te susurre mi futuro.
Pero llego de nuevo a aquél lugar en el que tus manos no me hablan, tus ojos me acarician en pausas y tu respiración recobra, sin que yo lo quiera, la tranquilidad que había perdido... todo se detiene, mi mundo se mueve un poco y no me queda más que ponerme alguna sonrisa maltrecha y preguntarte en silencio:
Me oyes? Me entiendes? Me miras? Porque no pienso preguntarte si me quieres...
2 comentarios:
Ja... no hagas preguntas cuya respuesta no quieres conocer?
Por eso no las hago, Manuel, por eso mismo no las hago.
Las pienso, es distinto... creo.
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