Verdades II
En el fondo de tu soledad sé que estás tan asqueado de su presencia como yo de él, sé que no le logras navegar la mente ni tus ganas se despiertan con su cuerpo.
En el fondo de tu soledad sé que eres tan indiferente a sus sonrisas como yo lo soy a sus labios. Sé que tus manos no sienten, en sus senos, la mitad de lo que sentían en los míos.
En una esquina de tu indiferencia por sus lágrimas sé que nunca llorarás por sus tristezas como lo hacías cuando intentabas robar las mías.
Sé que en su boca no vibras y entre sus piernas no sientes cataclismos.
Sé que bien sabes que él a mí me resulta tierno y decente, sencillo y amable, respetuoso y alegre. Sé que bien sabes que eso nunca me enamorará. Sé que bien sabes que no importa cuánto te hundas en su cuerpo, nunca lo sentirás tuyo y nunca lo sentirás mío.
En el fondo de tu soledad sé que conoces bien la mía.
Pero también sé que no importa cuánto creemos amarnos, el amor no es cosa de risas ni de ganas ni de tetas ni de lágrimas. Mucho menos de orgasmos ni de conocimientos. El amor es un arte arcana que tú y yo no conocemos.