De nuevo con la familia


Fue el cumpleaños de mi sobrina. Fue muy gracioso porque cumplió cinco pero quería que su fiesta fuera de disfraces. Conseguir mi outfit no fue nada difícil, es bien sabido que soy una ridícula de tiempo completo que se niega a crecer, así que me fuí al salón, me hicieron unos rizos increíbles, me puse una falda rosa con una blusita rosa y toneladas de brillo en todo el cuerpo. El toque final: una coronita y una varita que no tuve que comprar, ya las tenía entre mi colección... oh sí, yo no crezco.

De cualquier manera, estuve ahí, sólo yo fui requerida (o sea, mi mamá y hermana no) y creo que fui requerida por error, sin embargo tenía casi seis meses sin ver a mi sobrina y casi dos años sin ver a muchas personas de esa familia así que me dí una vuelta a ver qué tal estaba.

Me enamoré de las niñas, no sólo me impactaron sus comentarios y la velocidad de sus mentes, también despertaron en mí una ternura inusual. La más chiquita es muy parecida a mí, y la mediana es igualita a mi hermana. No podemos negar que compartimos genes.


Mi sobrina favorita es igualita a mi hermana y la
más pequeña no puede negar que soy su tía.


De cualquier manera, pasé ahí un gran rato sólo para confirmar que adoro a mi sobrina, que las otras dos sobrinas son geniales, que a los demás los aprecio mucho, que no podemos negar la cruz de nuestra parroquia, pero que ellos ya no son mi familia.

Y es triste porque en algún momento, cuando mi papá corría con muchos de sus gastos, supieron pretender perfectamente que eramos una gran y hermosa familia.

Grotesco....