Vérité II


Lo que tú nunca entendiste de mí, querido, es que en menos de 40 segundos cambié por completo mis deseos contigo y hasta me dio tiempo de inventarme un juego totalmente distinto con todo y sus respectivas reglas

Digamos que yo en esos cuarenta segundos comprendí que si no iba a ser una linda niña me tenía que volver una maldita perra.

Y vieras que toda esa cirugía mental fue sólo por no perderte. Porque ya no quería ser tu linda niña pero ni modo de dejar la cosas a medias...