"FIn de semana, cantar mil canciones"

Por primera vez fui al Estadio Olímpico Universitario y me divertí como enana, aunque sí lo imaginaba distinto. No sé, por mucho que se enoje, sigo sintiendo que hay más ambiente en un partido de americano universitario en uno que otro pueblaco gringo que en un partido de soccer profesional... me dice que no compare y que me va a invitar a un Pumas-América en entrada general para ver si así ya siento "suficiente ambiente", luego empieza a explicarme algo que no recuerdo porque no le estaba poniendo atención y cuando deja de explicarlo le pregunto si ya dejó de farolear y me ataco de risa.

El fin de semana fue redondo: un concierto en Bellas Artes seguido por una cena deliciosa y una plática espectacular, intentos fallidos de sabotaje que dieron lugar a una conversación aún más profunda... al otro día un picnic improvisado en mitad de su comedor, por la noche una caminata en el parque y despertar con su voz diciéndome "ya es hora, princesa" y yo pidiendo cinco minutos más. Y el domingo el estadio y mariscos y pasear a Nina durante horas mientras platicamos tomados de la mano como escuincles de secundaria.

Es curioso, hemos pasado por muchas cosas y justo hoy hablábamos de nuestra casi recién descubierta capacidad para desarrollar métodos eficientes de solución de conflictos en mitad del caos y cómo eso hace obvia nuestra compatibilidad y cómo, al mismo tiempo, hace esta relación distinta que cualquier otra relación...