Bye, bye



Me declaro amante de la velocidad y del peligro. Siempre quiero acelerar y hacer pendejaditas cuando el camino es difícil y me tengo que obligar, muy concientemente, a bajarle. Y no es del todo una queja. A través del tiempo me he dado cuenta del costo de oportunidad que implicaría abrirle la reja a mis babosadas así que prefiero mantener mis demonios a raya aunque de repente eso le quite por completo lo divertida a mi vida. Pero insisto, no es queja, al contrario es una manera de celebrar todo lo que he decidido y me esfuerzo en ser. Diario.

Es por eso que me da miedo esto. No me da miedo la situación, el sentimiento o el tiempo perdido. Mucho menos los comentarios que se desatan ni tener que lidiar con todo lo que ya destruimos. Me da miedo que tienes cara de boleto de regreso a esas diversiones de las que alguna vez juré querer escapar y, bien o mal, he logrado. Y es que así es mi vida, nunca lo entendiste y tal vez nunca lo entenderás, pero para mí todo es una pinche bola de nieve.

Quién sabe, tal vez me doy miedo yo.