Uno de Cortázar
No me des tregua, no me perdones nunca.
Hostígame en la sangre, que cada cosa cruel sea tú que vuelves.
¡No me dejes dormir, no me des paz!
Entonces ganaré mi reino.
Naceré lentamente.
No me pierdas como una música fácil.
no seas caricia ni guante;
tálame como un silex, desespérame.
0 comentarios:
Publicar un comentario