La música

La música siempre ha sido para mí una vía de escape. No, no hago música, desafortunadamente no me dotaron de ese talento. Pero la música me hace vibrar, tiene un poder absoluto sobre mí. La música me calma, me estressa, me deprime, me enoja, me angustia, y por supuesto, me pone de buenas.

Ayer, fue uno de esos días en los que, sin importar qué pasara alrededor de mí, yo necesitaba una fuerte dósis de música, tabaco y caminata por el parque. Una "pequeña situación" hizo que por cuarta vez en mi tierna vida haya sentido la falta de oxígeno, la opresión en el pecho y la necesidad de correr, gritar y al mismo tiempo llorar. Así que, ahí iba yo, por el parque con jeans, botas con un tacón demasiado molesto para correr, una opresión en el pecho que me impedía hablar, un cigarro en una mano, música muy bajita (por eso de que estaba sola y necesitaba escuchar lo que me rodeaba también) y los ojos humedecidos. Eso no es lo triste, lo realmente triste es que casi choco con un anciano que también tenía los ojos húmedos y, como siempre, al tratar de esquivar sus ojos para que no viera los míos oí un clarito "está bien mi niña, está bien" y al señor en cuestión dedicandome la mejor sonrisa que pudo sacar en ese momento. Me sentí miserable pero sólo por un momento, la verdad es que ese anciano me hizo sonreír y decirle "claro que sí, no hay de otra", pero, aún así, seguí caminando con el mismo sentimiento.

Me topé con otras tantas personas mientras iba caminando, una niña que me veía con una mezcla de curiosidad y burla (me tuve que cagar de la risa, yo hago esa mirada muchas veces), un señor que le decía a su hija "no te lo puedo comprar porque no puedo gastar mucho ahorita, mejor pídeselo a Santa Claus" (hahaha, sí, claro, lo bueno es que no quiere gastar XD). Y todo esto mientras oía unos deliciosos fados.

La música me da claridad mental y gracias a ella hoy sé que las dificultades siempre estarán ahí pero que el sentimiento mutuo las hace un poco más fáciles de sortear, que el amor es algo desinteresado y muchas veces doloroso, que la felicidad total es una utopía, que las personas que quieren encontrar la felicidad sólo se tienen que fijar en los pequeños momentos que nos hacen reír porque esos momentos, atesorados conforman la verdadera felicidad, pero sobre todo, aprendí que estoy dispuesta a dar felicidad, pero también quiero mi propia dósis.

Ahh, también aprendí que recuperé mi capacidad de amar.